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Cambia una llanta sin morir en el intento

915 Vistas 13/01/2022
Cambia una llanta sin morir en el intento

Antes de manejar, es importante revisar que todo nuestro auto esté en condiciones óptimas. Sin embargo, a veces suceden situaciones que no podemos evitar. Una de estas (y la más común) es la ponchadura de una llanta. 

Cuando esto sucede, debemos saber qué hacer, así evitaremos accidentes, ya sea propios o hacia otros autos. 

Lo más importante: mantener la calma. Así podrás pensar y resolver tu situación de la manera más prudente. Lo mejor es orillarse a un costado de la carretera para no obstruir el paso, colocar el freno de mano y encender tus intermitentes. Ocupa las señalizaciones de seguridad para que otros conductores noten tu presencia, lo recomendable es colocarlas a 100 metros de distancia de tu vehículo.

Como precaución, asegúrate de que tu auto tenga puesto el freno de mano, si es manual coloca la palanca de velocidades en primera, en parking si es automático. Dependiendo de lo plano de la superficie en la que te encuentres, puedes hacer uso de una cuña o rocas para mantener firmes las llantas. 

Ahora que estás seguro, puedes proceder a cambiar la llanta. Para eso es necesario cargar con un kit de emergencia: un gato hidráulico, que te ayudará a levantar el auto con el más mínimo esfuerzo, y una llave de cruz son ideales. 

  1. Afloja un poco las tuercas/birlos con la llave de cruz.
  2. Coloca el gato hidráulico en la parte firme de tu auto y súbelo. Como medida de seguridad, mantén la llanta de refacción bajo tu auto, esto en caso de que el gato hidráulico se resbale. 
  3. Con la llave de cruz termina de quitar las tuercas que sujetan la llanta dañada. Después, con mucho cuidado, sustitúyela por la llanta de repuesto y, por seguridad, coloca la llanta ponchada bajo el auto.
  4. Coloca las tuercas/birlos de forma manual y ajustalas un poco con la llave de cruz. 
  5. Procede a retirar la llanta ponchada de debajo del auto, baja el gato hidráulico y termina de apretar las tuercas/birlos con la llave de cruz. Deberán quedar firmes, y sin hacer uso excesivo de la fuerza.

Ahora que ya la cambiaste, guarda todo el equipo en la cajuela y ve a un taller a reparar la llanta; recuerda que la que trae es una de repuesto y la usarás la próxima vez que suceda un imprevisto como este. 

Al final, asegúrate que no olvides nada y con mucho cuidado incorpórate a la circulación. ¿Viste que es más fácil de lo que parece?